Estas graves violaciones de derechos humanos no dejan lugar a duda de que las amenazas, la intimidación y el ciberacoso en Internet pueden traducirse y de hecho se traducen en acoso, violencia y asesinato en el mundo real, e incluso pueden derivar en actuaciones más graves.
No actuar a tiempo contra estas situaciones, guiándonos de acuerdo con una estrategia educativa multiagente, puede suponer una merma de la participación, un aumento de la discriminación y un riesgo para colectivos especialmente afectados como las mujeres, las minorías, los migrantes y cualquier otro grupo al que se considere “diferente”.